QUÉ VER EN AINHOA
COLORIDA BASTIDA MEDIEVAL
Ainhoa es uno de los pueblos más bonitos del País Vasco francés, su calle rodeada de coloridas casas típicas de la arquitectura labortana sumado al buen estado de conservación en el que se encuentran le ha valido formar parte de la lista de los pueblos más bellos de Francia.
HISTORIA DE AINHOA
En la primera mitad del siglo XIII, la orden de los monjes norbertinos (llamados así por Norberto de Xantén, el fundador de la orden en 1120), pidieron permiso al señor de las tierras, Juan Pérez Baztán, para crear un vicariato junto a uno de los ejes del Camino de Santiago en Francia. En una zona de ricos pastos y amplios robledales, fue fundado el pueblo de Ainhoa, para proteger y dar cobijo a los peregrinos.
Las casas se construyeron pegadas unas a otras a ambos lados del camino, adquiriendo la población la típica forma medieval de bastida fortificada.
La soberanía de Ainhoa produjo bastantes roces entre Navarra e Inglaterra, ya que ésta se encontraba junto a la frontera del ducado de Aquitania, ansiando ambos reinos los beneficios que producían los aranceles y peajes que tenían que pagar los peregrinos. En el año 1451, Ainhoa pasó a manos francesas durante el reinado de Carlos VII, que recuperó casi todos los territorios ingleses en Francia durante la Guerra de los Cien Años.
Su cercanía con la frontera española provocó que durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) Ainhoa fuese arrasada, quedando solamente en pie la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la casa Machitorenea.
Aunque la fiebre revolucionaria tardó en propagarse por la región debido al fuerte arraigo de la fe católica, en 1789 los revolucionarios consiguieron abolir el culto religioso y convirtieron la iglesia en un almacén para forraje.
Durante las campañas napoleónicas Ainhoa quedó al margen de las campañas militares, sin embargo, al ser expulsado el ejército francés de España, el ejército aliado (compuesto por españoles, ingleses y portugueses) cruzaron la frontera y saquearon numerosas localidades en represalia por los excesos cometidos por el ejército francés.
QUÉ VER EN AINHOA
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y cementerio
La iglesia de Ainhoa fue construida en el siglo XVIII, constando de una sola nave sin pilares y con galerías reservadas a los hombres. Durante los siglos XVII y XVIII sufrió fuertes remodelaciones y en el siglo XIX se realizó la decoración interior. El templo cumplía una función defensiva además de religiosa, ya que en caso de ataque la población podía refugiarse en su interior.
Junto a la iglesia se encuentra el cementerio, que conserva estelas discoideas o hillaris (en euskera HIL-muerte HARRI-piedra) de los siglos XVI y XVII.

- Frontón
No puede haber un pueblo vasco sin su correspondiente frontón, que no solo sirve para practicar alguna de las modalidades de pelota vasca, sino que era el centro de reunión de los habitantes del pueblo para celebrar las fiestas o eventos importantes. El frontón de Ainhoa se construyó en 1849.
- El lavadero “Alaxurruta”
Este lavadero junto a la salida del pueblo es famoso por que el 27 de septiembre de 1858, el emperador Napoleón III ordenó parar aquí el coche en el que viajaba junto a su mujer la emperatriz Eugenia de Montijo, y después de beber agua, continuó a pie hasta Dantxarinea.
- Las casas
El aspecto actual de Ainhoa se debe a la reconstrucción a la que fue sometida en el siglo XVII, contando con grandes casas blancas con entramados de madera pintados de rojo o verde. En algunas de estas casas se dejaron constancia del año de su construcción en sus grandes vigas o en los dinteles de piedra.
En la casa Gorritia por ejemplo podemos ver la siguiente inscripción: Marie de Gorriti, madre del difunto Jean Dolhagaray, compró esta casa llamada Gorritia gracias al dinero mandado de América por él, esta casa no podrá venderse ni empeñarse. Hecho en 1662.
Qué ver cerca de Aihnoa
A menos de 10 kilómetros de Aihnoa, se encuentra la localidad de Espelette o Ezpeleta en euskera, uno de los pueblos más bonitos del País Vasco francés, famosa por sus pimientos rojos que adornas las blancas fachadas de sus casas.
Ezpeleta, uno de los pueblos más bonitos de Iparralde. Qué ver en Espelette.
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