ARTIKUTZA
EL BOSQUE SECRETO DE DONOSTI
El bosque de Artikutza, enclavado en tierras navarras pero perteneciente al ayuntamiento de San Sebastián, es un auténtico tesoro natural, una rareza histórica que hechiza al visitante que la pisa por primera vez.

Históricamente, los terrenos de Artikutza pertenecía a la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles, hasta que en 1844, pasó a manos privadas después de aprobarse la desamortización de Baldomero Espartero. Los primeros empresarios, comenzaron a explotar los terrenos abriendo minas y construyendo un tren para trasportar el mineral.

Sin embargo, la historia de estos bosques cambió, cuando en el año 1902, cuarenta personas murieron de fiebre tifoidea en San Sebastián.
Cuando los técnicos municipales comenzaron a buscar el origen, encontraron el foco en la finca de Artikutza, donde había varios enfermos. Desde aquí, la enfermedad se había transmitido por el río Añarbe hasta llegar a la ciudad.
Para asegurar la pureza del agua, en el año 1919 el ayuntamiento compró por 3 millones de pesetas de la época la finca, cerrando minas y explotaciones ganaderas, de ahí el excelente estado en que se encuentra el bosque de Artikutza.
Nuestra visita a este cautivador paraje, comienza en el parking de Eskas, junto a la casa del guarda de Artikutza. Si abrimos bien los ojos y agudizamos el oído, podremos descubrir los secretos que esconde el bosque. Nada más salir del parking, si nos salimos del camino por nuestra izquierda, se encuentran dos enigmáticos círculos de piedras que crearon los primeros habitantes de este bosque. Estos crómlechs fueron construidos durante la Edad del Hierro para sepultar las cenizas de los muertos.

Volviendo a la carretera, llegamos a un poste indicador que nos señala la ruta hacia el barrio de Artikutza, por lo que cogemos el camino de la izquierda siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-Na 124, ruta circular de 12 kilómetros y que dura aproximadamente 4 horas.
Comenzamos a descender rodeados de bonitas hayas, hasta llegar al riachuelo de Exkaxpe. En este tramo, tendremos que fijarnos bien para ver junto al camino una piedra con una cruz tallada. Se trata de una piedra cenizal de cuando estos terrenos pertenecían a la Colegiata de Roncesvalles.
Un poco más adelante, se encuentra el mirador desde donde podremos ver y escuchar la cascada de Erroiarri rompiendo contra las rocas, y es que Artikutza es una de las zonas donde más llueve de la península, con precipitaciones la mitad de los días del año.
Y así, absortos por la belleza que nos rodea, llegaremos hasta el barrio de Artikutza. El primer edificio en recibirnos es el de la ermita de San Agustín, construida en 1928 y que sustituye a la anterior que se encontraba detrás del frontón.
Cada edificio de este poblado (Ostatu zahar, Almandoz, etc…) tiene su propia historia, por suerte un panel junto al puente nos explica la de cada uno de ellos.

Junto al barrio, hay una pequeña central hidroeléctrica, que conserva en su interior la maquinaria original que funcionó desde 1922 hasta los años 80.
Cruzando el puente y junto al Ostatu-Zahar, continúa nuestro camino. Esta vez toca subir una gran cuesta, la misma que hace más de un siglo subía el tren cargado de mineral. Cuando llegamos a lo alto, y siguiendo las marcas del PR, veremos que una flecha nos indica el lugar donde se encuentran abandonadas unas viejas piedras de molino.

Continuando nuestro camino, a pocos metros de las piedras de molino, se encuentra un bonito mirador sobre las rocas que nos brinda la oportunidad de ver los miles de castaños, hayas, robles y otros árboles que tapizan el hermoso paisaje del bosque de Artikutza.

Y con el espíritu y la mente purificada por este corto pero bonito paseo, volvemos a nuestro lugar de partida, el aparcamiento de Eskas.

Os podéis descargar el plano con la ruta en el siguiente enlace: https://www.donostia.eus/ataria/documents/8023875/8050851/Mapas+de+Artikutza+PDF/49bbccb8-3dd8-4dd0-84fd-d461a9115359
QUÉ VER CERCA DE ARTIKUTZA
Si os ha gustado el paseo por Artikutza, los alrededores de la finca también esconden unos parajes fantásticos. Así, desde el alto de Bianditz, pocos metros antes de la entrada a Artikutza, se puede iniciar una sencilla pero preciosa ruta.
También, en el tramo de carretera que nos lleva desde Oiartzun a Artikutza, un desvío nos acerca a uno de los “cromlechs” más curiosos de la geografía vasca, el cromlech doble de Oianleku.
Descubre el cromlech doble de Oianleku, uno de los megalitos más mágicos de Gipuzkoa.
UBICACIÓN:
Hola,
Por la cuesta a la que haces referencia una vez sales del Ostatu zahar no subía el tren minero; demasiada pendiente. Se usaba un plano inclinado cuyo inicio se situa a medio camino desde el poblado a la confluencia de las errekas Elama y Artikutza. La zona de la estación, en la parte superior del plano inclinado, se puede visitar. Hay vestigios e información sobre el funcionamineto del plano inclinado.
Saludos
Kaixo Miguel.
Muchas gracias por tu corrección, voy a actualizar el post con la información que has compartido con nosotros.
Eskerrik asko!
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