Contenidos del post
OROKIETA, PROTAGONISTA INVOLUNTARIO DEL SIGLO XIX
Orokieta (Oroquieta en castellano), se encuentra en el idílico valle de Basaburua, a 33 kilómetros de Iruña/Pamplona.
Sus grandes casas, su amplia plaza y su pintoresca iglesia guardan muchas historias. Aquí, a punto estuvo de truncarse de forma precipitada las aspiraciones del autoproclamado Carlos VII, y de evitarse la última guerra carlista que tiñó de rojo los campos vasco-navarros.
También en Orokieta, se produjo otro importante hito de la historia del país. Por primera vez, los heridos en batalla eran tratados de forma humanitaria sin hacer distinción de bando ni de graduación.
Si queréis conocer las grandes historias de este pequeño rincón dejar que las piedras hablen.
HISTORIA DE OROKIETA
Orokieta hunde sus raíces en la Edad Media, siendo lugar de señorío realengo, por lo que sus habitantes tenían que pagar pechas (un impuesto que se podía satisfacer en dinero o con una parte de la producción agraria) al rey.
Ya desde el siglo XIII, Orokieta aparece ligado al valle de «Basaburua Mayor», una unión que llega hasta la actualidad.
Orokieta fue testigo de las guerras que sacudieron el país durante el siglo XIX, sufriendo los saqueos de las tropas revolucionarias durante la guerra de la Convención o escondiendo a los guerrilleros navarros durante la guerra de la Independencia y sufriendo las represalias de las tropas napoleónicas.
Sin embargo, sería durante la Segunda Guerra Carlista, cuando Orokieta pasaría a los libros de historia como protagonista de unos hechos sorprendentes.
LA BATALLA DE OROKIETA
El 3 de mayo de 1872 el pretendiente carlista al trono de España Carlos VII llegó a la localidad navarra de Orokieta, donde se encontró con varios miles de seguidores (pertrechados con más entusiasmo que fusiles todo hay que decirlo), cuando el 4 de mayo las tropas gubernamentales al mando del general Moriones atacaron por sorpresa la concentración de tropas carlistas.

Las tropas gubernamentales, comenzaron el ataque con disparos de morteros y tiros de fusiles, para acabar tomando Orokieta a la bayoneta.
Las fuerzas liberales, al mando de Moriones, sumaban tres mil quinientos hombres. Desplegadas en cinco columnas, avanzaron en un rápido movimiento envolvente, a las tres de la tarde del día 4 de mayo, sobre las tropas de D Carlos que habían alcanzado Oroquieta. Hora y media duró la resistencia carlista. Ninguna descripción superará a la impresión recogida en los apuntes de Don Carlos “Sorpresa…sin armas sin nada, nos destrozan como era natural, en vano busco reanimar a la gente…Solo, con tres hombres, rompo tres líneas enemigas…con el alma como Don Rodrigo en Guadalete”. ¹
La batalla fue un desastre para las tropas carlistas, conociéndose a partir de entonces como el desastre de Orokieta.
El pretendiente a punto estuvo de ser capturado, pero pudo escapar a Francia para reorganizar sus tropas.

D Carlos tuvo que salvarse a uña de caballo, quedando prisioneros en poder de Moriones unos 700 voluntarios, los que fueron encerrados en la pequeña iglesia del pueblo, como sardinas en cubo. Los prisioneros fueron deportados a Canarias, Cuba, etc…²

Como consecuencia de la batalla, los carlistas tuvieron decenas de bajas entre muertos y heridos, y el inicio de la última de las guerras carlistas se retrasó casi un año.
Sin embargo, el desastre de Orokieta, también trajo consigo una pequeña revolución en el trato a los heridos de guerra.
LA PRIMERA INTERVENCIÓN DE LA CRUZ ROJA ESPAÑOLA
El 24 de junio de 1859 se produjo la batalla de Solferino, en el norte de Italia, en el que el ejercito austríaco se enfrentó contra el francés y el piamontés en el marco de la unificación italiana.
Como consecuencia del choque, casi 40.000 soldados de ambos bandos resultaron muertos o heridos.
La casualidad hizo que se encontrase cerca del lugar de la batalla el suizo Henry Dunan. Al observar como los heridos acababan muriendo por la falta de atención sanitaria, se puso manos a la obra y ayudado por las mujeres de los pueblos cercanos, socorrieron a los heridos sin hacer distinción de uniforme ni nacionalidad.
Ese primer acto desinteresado fue el germen de la Cruz Roja Internacional.
En España la primera intervención de la Cruz Roja fue durante la tercera guerra carlista, en la conocida como “acción de Orokieta”, nuestra particular batalla de Solferino.
En ella hizo aparición nuestro también particular Henry Dunan, el médico navarro Nicasio Landa.

Nicasio Landa fue un autentico adelantado, siendo uno de los fundadores de la Cruz Roja Española e inventor del mandil Landa.

Origen:http://www.albumsiglo19mendea.net/cas/ficha.php?foto=001111&codigo=1111
…el doctor don Nicasio Landa, que en I de septiembre de 1863, presenta a los delegados de una reunión internacional su conocido “delantal Landa”, de construcción sencilla, y que permite en terrenos difíciles, sustituir a la camilla, con la posible comodidad para el herido.³
Este consistía en una persona que llevaba el mandil landa, donde se transportaba al herido ayudado por otra persona que sujetaba una vara de madera al otro extremo.
Dotado de un talento organizador facultativo, presente siempre donde era reclamados sus servicios, escritor correcto y concienzudo, tuvo su pluma al servicio de la caridad, y sus publicaciones fueron traducidas a diferentes idiomas, consolidándose su nombramiento de inspector general médico de la cruz Roja Española por real orden del 6 de julio de 1864.⁴
IGLESIA DE SAN TIBURCIO MÁRTIR DE OROKIETA
La iglesia de Orokieta, se erigió en el siglo XVI en planta de cruz latina utilizando sillares labrados de dos colores diferentes, lo que le otorga un aspecto especial.
Sobre ella, destaca en el lado de la epístola la torre campanario, que guarda dos campanas.
La entrada de medio punto, se encuentra protegida por dos pilastras de orden dórico y cobijada bajo un pórtico de piedra.
En su interior, destaca un retablo un barroco dedicado a Santa Bárbara y un San Tiburcio también barroco.
PLAZA DE OROKIETA
Orokieta, se encuentra presidida por una gran plaza, donde destaca la pared de su frontón, el abrevadero y el monumento conmemorativo de la primera intervención de la Cruz Roja Española.
DÓNDE COMER EN OROKIETA
Aunque llegué a Orokieta buscando conocer las historias que aquí acontecieron, la tranquilidad de su plaza y la majestuosidad de sus grandes casas me invitaron a quedarme.
La terraza de la Posada de Orokieta fue el lugar ideal desde donde pude disfrutar de la paz que aún se respira en este rincón del valle de Basaburua y de la naturaleza que lo rodea.
La sabrosa comida que me sirvieron me acompañó mientras planeaba mi siguiente excursión en Basaburua. ¿Tal vez un paseo hasta el barrio de Ola, donde hubo una importante ferrería hasta el siglo XIX? O tal vez acercarme a descubrir los mágicos robles de Jauntsarats?
UBICACIÓN DE OROKIETA
Bibliografía
³ y ⁴ Problemas del traumatismo ocasional Dr. D. Víctor Manuel Nogueras
¹ y ² Historia del carlismo Román Oyarzun Oyarzun