EL INCENDIO DE LEKAROZ
UNO DE LOS EPISODIOS MÁS NEGROS DE LAS GUERRAS CARLISTAS
Francisco Espoz y Mina fue uno de los militares españoles más admirados y odiados a la vez del siglo XIX. El que hubiese sido el azote guerrillero del ejército francés durante la guerra de Independencia en el norte peninsular, acabó guerreando contra las partidas guerrilleras durante la primera guerra carlista. Durante este conflicto considerado como la primera confrontación civil del siglo XIX, al general isabelino se le echan en cara varios hechos controvertidos como el incendio del pequeño pueblo navarro de Lekaroz.
Durante la Primera Guerra Carlista, el militar no era el mismo joven campesino que había guerreado contra las tropas napoleónicas. Por entonces, contaba ya con 53 años y muchas batallas a sus espaldas, y además un cáncer de estomago le estaba consumiendo poco a poco. Sin embargo, aceptó la difícil tarea de contrarrestar el genio militar de Zumalacárregui.
En enero de 1835 los carlistas del general Sagastibeltza ocuparon las aldeas cercanas a Elizondo, con el fin de conquistar la plaza en la que las tropas liberales se habían hecho fuertes.
Para tal fin las tropas carlistas, requisaron todas las piezas de cobre que pudieron encontrar y las fundieron para crear morteros y obuses para hostigar la plaza fuerte.
Mina acudió presto a socorrer Elizondo, rompiendo el cerco. Las tropas carlistas se replegaron no sin antes esconder y enterrar los morteros.
Cuando las tropas de Mina regresaron a Pamplona, los carlistas volvieron a rodear la capital del Baztan. Mina, furioso, volvió a ponerse en marcha el 12 de marzo con la intención de romper el bloqueo por segunda vez. Pero esta vez, en el alto de Larremiar, le esperaba nada menos que Zumalacárregui con sus tropas.
El choque entre los dos ejércitos fue especialmente violento, pudiendo alcanzar Mina a duras penas Elizondo llevando consigo 200 heridos y dejando numerosos cadáveres abandonados en la nieve. Una vez en Elizondo, Mina se volcó en encontrar los morteros y obuses con los que se atacaba a la guarnición liberal.
Para ello, puso rumbo a la cercana aldea de Lekaroz, donde tres docenas de hombres, ancianos en su mayoría, ya que los jóvenes habían huido o luchaban con las tropas carlistas, esperaban aterrados en la plaza del pueblo.
Mina preguntó a los vecinos:
—¿Dónde están los cañones?
—No saber— dijo uno. Otros se alzaron de hombros. —¿Cañonak non diré?— les repitió en vascuence.
—No sabemos; le juramos que no sabemos— respondieron en su lengua nativa.
—Lo sabéis, y si no lo decís ahora mismo, os fusilo y hago quemar el pueblo.
—Nosotros no sabemos nada de eso— volvieron a insistir.
Mina se sulfuró al oírles.
—¡Qué los cuenten de cinco en cinco! —ordenó.¹
Los vecinos fueron contados de cinco en cinco, y los que hacían el número 5 eran seleccionados para ser fusilados. En total siete vecinos fueron los elegidos, entre ellos el alcalde.
En ese momento fueron fusilados tres hombres, incendiándose a continuación el pueblo. Incendio que duró tres días y del cual sólo se salvaron la iglesia y tres casas.

Esta venganza del polémico general contra la población civil tenía un fin claro, atemorizar a los civiles que apoyaban de una forma u otra a los rebeldes, y así lo dejo claro en su proclama «A los navarros ».
«El pueblo de Lecároz… fue entregado esta tarde a las llamas y sus habitantes
quintados y fusilados en el momento, en justo castigo de sus delitos. Igual suerte
espera a toda población o individuo que siga su ejemplo».²

UBICACIÓN:
Webgrafía:
¹ y ² Mina y Zumalacárregui en la batalla de Larremiar JOSE M.ª IRIBARREN
http://www.navarra.es/appsext/bnd/GN_Ficheros_PDF_Binadi.aspx?Fichero…0013…pdf
Buen apunte histórico. Posiblemente el que más se ajusta a los hechos que realmente sucedieron.
Muchas gracias Luis.
Solamente decir, que hoy en día Lekaroz es uno de los pueblos más encantadores del valle y que merece la pena pasarse a conocerlo.
Eskerrik asko berriro ere!