Donostia-San Sebastián

EL PUENTE DE SANTA CATALINA DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN

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EL PUENTE DE SANTA CATALINA DE DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN  HISTORIA PÉTREA DE LA CIUDAD

El Puente de Santa Catalina, es un hito de Donostia-San Sebastián. Un anhelo de los vecinos que se vio plasmado en un bello monumento neoclásico.

Este puente de piedra, trajo la esperanza a la ciudad, ya que a diferencia de otras muchas urbes, Donostia se tuvo que conformar durante muchos siglos con un puente de madera ante el temor de ser asaltada por tropas enemigas.

Puente Santa Catalina Donostia

Y es que el puente de Santa Catalina, arrastra tanta historia como agua lleva el río Urumea.

HISTORIA DEL PUENTE DE SANTA CATALINA

Las primeras noticias que tenemos sobre el puente de Santa Catalina datan del siglo XIV, en la que es nombrado en una ordenanza sobre los maniobreros del puente

Este primer puente de madera (del que se tenga constancia, por lo menos), duró hasta el año 1550, siendo sustituido por un sistema de gabarras para transportar las personas y mercancías de una orilla a otra.

En 1592, se construyó un nuevo y sofisticado puente de madera, que se abría por su centro para dejar pasar los barcos. Y es que por aquel entonces, era común el tránsito de barcos por el Urumea, además de contar con varios astilleros en su orilla.

Historia puente de Santa Catalina de San Sebastián

Sin embargo, poco tenía que ver la desembocadura del Urumea a tal y como lo conocemos hoy día, sufriendo las construcciones que había en su orilla la cólera del Cantábrico.

La fuerza del mar, volvió a destruir el último puente de madera, por lo que hubo que volver a construirse uno nuevo, que fue destruido en 1638, esta vez no por la fuerza del mar, sino para intentar retrasar el ataque del ejército francés.

Aquel fatídico 1813, el puente resultó destruido por las tropas napoleónicas mientras que en 1835, fueron las liberales quienes incendiaron el puente para evitar que los carlistas asaltasen la plaza.

El último puente construido de madera, se lo debemos al arquitecto Pedro Echebeste, y conectaba la Avenida de la Libertad con la calle Iztueta.

EL PUENTE DE PIEDRA DE SANTA CATALINA

El siglo XIX, fue una época de transformación para Donostia.

Puente Santa Catalina Donostia

Tras el incendio y saqueo de 1813 y la posterior reconstrucción del arquitecto Pedro Manuel de Ugartemendia, la población y las fuerzas vivas reclamaban el derribo de las murallas.

La nueva ciudad necesitaba crecer y expandirse, y dejar de ser una oscura Plaza Militar. El tan ansiado momento llegó el año 1864, de la mano del alcalde Eustasio Amilibia.

Se comenzaron a crear los nuevos ensanches, y a proyectar grandes jardines y elegantes edificios. Como es lógico, el puente de madera, creado en este material para poder destruirlo rápidamente en caso de asedio, dejó de tener sentido.

En 1870 el último puente de madera fue desmontado, comenzándose a construir un elegante puente de piedra de cinco arcos rebajados, bajo la supervisión del arquitecto municipal Antonio Cortázar.

Puente Santa Catalina Donosti

El nuevo puente fue inaugurado el 23 de junio de 1872, eliminándose además el peaje que existía en el puente y que se consideraba una rémora del pasado.

No obstante, aunque se derribasen las murallas y se prescindiese de los viejos puentes de madera fáciles de destruir en caso de asedio, la guerra volvió a llamar a las puestas de Donostia.

Fue durante la segunda guerra carlista, cuando se tuvo que fortificar el nuevo puente de Santa Catalina y crear un fortín en el extremo junto a la Avenida de la Libertad.

El puente de piedra, concebido para el siglo XIX, se tuvo que adaptar al gran aumento del transito de vehículos que se produjo en el siglo XX, por lo que tuvo que ser ensanchado en 1924.

Por suerte, el ingeniero municipal Juan Machimbarrena, mantuvo la arquitectura del puente, reutilizando los materiales del revestimiento.

ARQUITECTURA DEL PUENTE 

Aunque el puente de Santa Catalina no pueda competir en elegancia con el vecino puente de María Cristina, su proyección fue ejecutada con mimo por el arquitecto Antonio Cortazar, dando como resultado un bello monumento neoclásico.

Puente de Santa Catalina de Donostia

El puente contaba con cinco arcos (actualmente cuatro, ya que el último se haya oculto bajo la Plaza de Euskadi) y fue construido con sillería procedente de las canteras de Mutriku y Loiola y calizas rojas de Ereño.

Las farolas fueron diseñadas por Juan Rafael Alday (autor también de las míticas barandillas de La Concha) y colocadas en 1926.

UBICACIÓN DEL PUENTE DE SANTA CATALINA

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