SECRETOS DE MILÁN: EL VIÑEDO DE LEONARDO DA VINCI
Muy cerca de la basílica y convento de Santa María delle Grazie, donde se encuentra La última cena, una de las obras maestras de Leonardo da Vinci, se encuentra un lugar poco conocido que nos permite retroceder hasta el renacimiento y conocer uno de los secretos mejor guardados de Milán, el viñedo de Leonardo.
Pues sí, a Leonardo también le daba tiempo para dedicarse a la enología, y seguro que más de uno daría un riñón por probar uno de los caldos que produjo este genio universal.
¿Pero cómo le dio a Leonardo da Vinci por el vino? La afición por el cultivo de la vid comenzó cuando Leonardo se trasladó a Milán para trabajar al servicio del Duque de Milán, Ludovico Sforza. En 1498, el duque satisfecho por los servicios de Leonardo le obsequió a éste con un viñedo, que consistía en una parcela rectangular de 59 metros de ancho por 175 de largo.
Este viñedo se convertiría en una de las pasiones del genio italiano. Incluso en su testamento se acordó de sus viñas, ordenando que éstas se dividieran en dos partes iguales: una para Giovanbattista Villani, y la otra a su alumno favorito, Gian Giacomo Caprotti.
Por suerte, podemos visitar el viñedo ya que éste ha sobrevivido casi milagrosamente a los avatares de la historia y ha llegado hasta nosotros. Pero es más, gracias al material orgánico encontrado en este lugar, el profesor Attilio Scienza, experto en ADN de vid, logró rastrear el ADN de la variedad de uva cultivada por Leonardo hace siglos, descubriendo cual era: la Malvasia di Candia.

El viñedo se encontraba en lo que antiguamente era el gran viñedo de San Vittore, al fondo del actual jardín de la Casa degli Atellani.
Los Atellani eran una familia de cortesanos y diplomáticos al servicio de la familia Sforza a quienes Ludovico, años antes, había regalado dos casas.
En 1919, el Senador Ettore Conti se convirtió en el nuevo propietario, confiándole al arquitecto Piero Portaluppi, la tarea de convertir las propiedades en su nuevo hogar. Portaluppi derribó la pared que separaba las dos casas, uniendo los dos patios existentes con un nuevo porche de entrada. Durante las obras se descubrió otro de los secretos que se escondían entre las paredes de estas casas. Tres paredes de frescos que probablemente fueron pintados en 1533 con ocasión del matrimonio de Francesco II Sforza y Cristina de Dinamarca.
La fachada que da a la calle tuvo que ser reconstruida tras los bombardeos que sufrió la ciudad en agosto de 1943.
Afortunadamente los actuales dueños de la casa decidieron abrir su vivienda y los jardines al público con motivo de la Expo de 2015, por lo que podremos conocer uno de los secretos mejor guardados hasta ahora de Milán. En nuestra visita, no sólo descubriremos los viñedos de Leonardo, sino que disfrutaremos de otros rincones de la casa, como la Sala de los Retratos, donde se retratan al fresco catorce miembros de la dinastía Sforza (muestra de la devoción de la familia Atellani a sus señores) o la Sala del Zodiaco, con símbolos zodiacales pintados en el techo y de la que hay constancia desde 1544.
Para más información podéis visitar la página web del museo: http://www.vignadileonardo.com/
HORARIOS:
De lunes a viernes: de 9.00 a 18.00. Visitas cada 30 minutos.
Sábado y Domingo: de 9.00 a 18.00. Visitas cada 15 minutos.
PRECIOS:
Adultos: 10 euros.
Reducido: 8 euros. (Mayores de 65 años, niños y adolescentes entre los 6 y 18 años y estudiantes con carnet).
8 euros para grupos de más de 20 personas.
Entrada gratis para niños hasta los 5 años y personas con discapacidad.
«BRICONSEJO»
A partir de las 17.00 tenemos la oportunidad de adquirir el tour por los jardines y la casa más un aperitivo por 15 euros. Nos sorprendió que con el aperitivo se pudiese pedir bebida (incluso Gintonic o el típico Spritz) y la cantidad de comida que sacaron. Así que además de disfrutar de este mágico lugar podemos salir merendados y casi cenados de allí.
UBICACIÓN:

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