LA IGLESIA ORTODOXA DE BIARRITZ
VESTIGIO EN LA COSTA VASCA DEL ESPLENDOR DE LA RUSIA ZARISTA
Aunque el siglo XIX comenzó con el enfrentamiento de la Francia napoleónica contra Rusia (en realidad contra casi toda Europa), y a mediados de siglo la guerra de Crimea les volviese a enfrentar, para finales de siglo, las relaciones entre las dos potencias se habían vuelto muy estrechas. La familia imperial rusa comenzó a veranear en el sudoeste de Francia, por lo que en 1867 se construyó una iglesia ortodoxa en Pau. Hasta entonces, solo existían en París y Niza, pero cuando el emperador Napoleón III, influenciado por su mujer, Eugenia de Montijo, eligieron Biarritz como lugar oficial de veraneo, los miembros de la familia rusa y muchos aristócratas de ese país comenzaron a frecuentar la ciudad vasca, por lo que se empezó a pensar en construir una iglesia ortodoxa en la ciudad costera.
Sin embargo, cuando Napoleón III cayó preso en la batalla de Sedán y las tropas prusianas entraron en París, el que se convertiría en último emperador de Francia tuvo que abandonar el poder muriendo en el exilio en 1873.
La república que siguió a la caída del Segundo Imperio francés, prohibió la construcción del tan ansiado templo ortodoxo, lo que provocó que los veraneantes rusos y la comunidad ortodoxa de Biarritz celebrasen el culto en un salón de Villa Eugenia, el palacio construido para la emperatriz, reconvertido en un hotel tras la caída en desgracia de la pareja real.
Pronto, la capilla provisional se quedó pequeña, por lo que por fin, gracias a la intervención del zar Alejandro III, se comenzó la construcción del templo en 1890, inaugurándose el 25 de septiembre de 1892 con la presencia de miembros de la familia imperial rusa. Tras la Revolución rusa, muchos emigrados llegaron a Biarritz, algunos de ellos sin recursos, por lo que se recurrió a la celebración de galas para costear el mantenimiento del templo.

La iglesia es obra de los arquitectos Nikolaï Nikititch Nikonov y Gers Oscar Tisnès y está construida en estilo bizantino. Hoy día, la iglesia ortodoxa de Biarritz o iglesia rusa, se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la localidad, ya que está dotada de una belleza que no se desentona, si no que complementa a la de la localidad costera.
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