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QUÉ VER EN LEITZA MONUMENTAL PUEBLO ABRAZADO POR LA NATURALEZA
Al llegar a Leitza, nos sorprenderá el tamaño de sus casas y monumentos, como el ayuntamiento y la iglesia, construidos con grandes piedras grises. No sabemos si los gentiles (seres de la mitología vasca dotados de una fuerza sobrehumana y que en muchas leyendas ayudaban a levantar los monumentos en tiempo récord) o los harrijasotzailes (los levantadores de piedras vascos, estos sí, de carne y hueso) compitieron entre ellos para erigir este bello pueblo de fuerte carácter euskaldun.
Los alrededores de Leitza, se encuentran rodeados de una naturaleza generosa, de frondosos bosques salpicados de pastizales y grandes caseríos. Antaño los extensos bosques que rodean Leitza, se encontraban poblados de seres mitológicos como las sorgiñas (brujas) y basajaunes, y de peligrosos seres reales como las manadas de lobos que recorrían sus montes o los tigres que eran cazados por los tramperos profesionales y cuyo registro se conserva en los archivos municipales (aunque seguramente, se tratarían de linces europeos, especie ya extinta en la península ibérica).

Actualmente, esos mismos bosques, hacen la delicia de los amantes del deporte y la naturaleza, que quieran llenarse la vista con montes cubiertos de árboles sin fin. Hoy día, Leitza se encuentra perfectamente comunicada gracias a la autovía del Leitzaran, que transcurre a pocos kilómetros, quedando muy bien comunicada con Donostia–San Sebastián y Pamplona, por lo que se convierte en una visita altamente recomendable al que quiera descubrir la Euskal Herria más auténtica.
HISTORIA DE LEITZA
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Prehistoria en Leitza.
Hace miles de años, las montañas y montes que rodean Leitza, eran frecuentadas por grupos pastoriles nómadas, que dejaron su huella en forma de sepulturas prehistóricas. La más antigua de ellas, está datada en el año 4.000 a.C. y se encuentra en el monte Mendibil, muy cerca del hermoso paraje de Leitzarraldea. Además, los alrededores de la localidad se hallan salpicados de otros megalitos más “modernos», como los cronlechs o círculos de piedras, como el de Urdola, datados en la Edad del Hierro.
El cura y filántropo José Miguel de Barandiaran, fue el responsable del descubrimiento de algunos de los monumentos megalíticos de Leitza, dejando constancia de sus excursiones por los montes de la localidad navarra:
El día 8 de junio de 1920 me trasladé a Leiza con el fin de explorar algunos de los montes que rodean a aquel pintoresco pueblo. Al virtuoso sacerdote D. Ignacio de Lizaraga debo en parte el haber realizado con éxito aquella excursión; no sólo me acogió en su casa con exquisita amabilidad, sino que, al enterarse de mi proyecto, me proporcionó un buen guía en la persona de D. José Joaquín de Sagastizabal, vecino del caserío Ozparun, y me dio informaciones tan precisas acerca de ciertas particularidades observadas por el en las montañas vecinas, que luego comprendí que se trataba de dólmenes. Por todo lo cual me es grato repetirle desde aquí la expresión de mi sincero agradecimiento.
Dolmen de Mendibil
Muy cerca del encantador bosquete de Leitzarraldea, se encuentra el modesto monte de Mendibil. Muy cerca de su cumbre, en la ladera SSW, se encuentra el pequeño pero bonito dolmen de Mendibil. Descubierto en 1981 por miembros de la sección de ciencias del Club Vasco de Camping, el monumento funerario mide 11 metros de diámetro por 0.50 metros de altura y está construido con lajas de piedras areniscas del mismo monte.
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Edad Antigua en Leitza
Aunque no hay muchos datos sobre los pueblos prerromanos que habitaban estas tierras, según algunas hipótesis, como la que defiende el arqueólogo Xabier Peñalber, Leitza sería tierra fronteriza entre dos tribus, ya que el río Leitzaran, que nace aquí, haría de frontera entre éstas.
Así, al oeste del Leitzaran se encontrarían los várdulos, y al este los vascones. Aunque ambos pueblos tuvieron una relación estrecha con los romanos, desconozco si estos pudieron establecer algún tipo de explotación minera en Leitza o el valle del Leitzaran, tal y como ocurrió en Lantz (a 50 kilómetros de Leitza).
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Edad Media en Leitza.
Leitza ha sido desde siempre una de las villas más leales al viejo Reino de Navarra, y es de la mano del rey Sancho el Mayor, cuando Leitza hace su primera aparición en la historia escrita. En 1192, el rey navarro Sancho el Sabio, otorgó a Leitza y Areso (que en aquel momento estaban unidas) su fuero, señal de la importancia que poseía la villa ganadera y agrícola, que también contaba con ferrerías tan importantes como la de Ibero, cuyos restos aún se pueden visitar.
Sin embargo, en el año 1200 se produjo un hecho crucial para varios pueblos del norte de Navarra, cuando la provincia de Gipuzkoa pasó a manos castellanas, convirtiéndose los terrenos de Leitza en tierra fronteriza. Las incursiones por ambas partes eran continuas, produciéndose saqueos y robo de ganado, y las consiguientes persecuciones para recuperarlos animales. Muy cerca de Leitza, se encontraba el castillo de Gorriti, que era el principal bastión navarro en la zona, y de donde partía la guarnición en persecución de los saqueadores gipuzkoanos.
Tal fue la magnitud del problema, que en 1298, representantes de los reinos castellanos y navarros, se reunieron en el monte Uli en 1298 para tratar de atajar las disputas. Los representantes de los reinos, decidieron castigar a los asaltantes de ambos lados de la frontera, aunque sin embargo el problema no fue atajado.
En 1227, varios vecinos de Leitza guerrearon junto a Lope Díaz de Haro en la batalla de Baeza, por lo que el señor de Bilbao les concedió el privilegio de poder usar un lobo en su escudo, a semejanza del de Bizkaia que tenía dos.
🏰El castillo de Leitza
Debido a su condición fronteriza, Leitza contó con un castillo, o mejor dicho una torre fuerte. La primera mención sobre la fortaleza de Leitza, data de 1318 y en ella se menciona que contaba con 60 hombres para su defensa. Esta primera defensa era de madera y se encontraba en las afueras del pueblo. En 1347, se construyó una nueva torre, pero está vez de piedra y en el mismo pueblo. La torre fue devastada por los castellanos y vuelta a edificar en varias ocasiones, hasta que el reino vavarro cayó finalmente en manos castellanas.
El final de la torre de Leitza llegó con las guerras carlistas, cuando fue quemada en 1834, perdiéndose para siempre el rastro de el «castillo» de Leitza.
Algunos años más tarde, Leitza sufriría el azote de los castellanos, siendo arrasada y sus casas quemadas en los años 1421,1429 y 1444, hasta que finalmente Castilla conquistó el reino navarro. Sin embargo, los habitantes de Leitza seguirían participando en los intentos de reconquista del reino, hasta la definitiva derrota en la batalla de Noain de 1522.
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Edad Moderna en Leitza
LAS BRUJAS DE LEITZA
Los pueblos del norte de Navarra, sufrieron el azote de la inquisición en numerosas ocasiones, sin embargo, los años 1575 y 1576 fueron especialmente complicado para los habitantes de los pueblos de la montaña navarra. Debido a algunas delaciones, el Consejo Real de Navarra y la Inquisición de Logroño comenzaron las persecuciones en los valles de Salazar y Roncal y en los pueblos que hacían frontera con Gipuzkoa, como Leitza y Areso.
En 1576, una muchacha de Areso, Catalina de Aresso, acusó a varias personas de los pueblos del entorno, de practicar la brujería, siendo detenidas doce personas de Leitza. Según los investigadores de la inquisición, los brujos y las brujas se reunían en una cueva del monte Ulizar, sobre Areso, por lo que ordenaron que se construyese una ermita dedicada a la Santa Cruz en aquel lugar, con el fin de sacralizar el lugar. Aún hoy día, se pueden ver los restos de aquella ermita en la cima del monte Ulizar.
🧹⛰EL MONTE ULIZAR DE ARESO. AKELARRES E INQUISIDORES EN LA MONTAÑA NAVARRA.
La de construir una ermita dedicada a la Santa Cruz en los lugares donde se celebraban los supuestos aquelarres, era una de las medidas que ordenaron una junta de inquisidores reunidos en Granada en 1526, para atajar la brujería en Navarra y el País Vasco. Otras de estas medidas era dar misa en la lengua local (euskera) o asegurarse de que las personas investigadas acudían a la iglesia. Curiosamente, en Leitza hay una ermita dedicada a la Santa Cruz, aunque desconozco si su origen está relacionado con los proceso brujeríles.
Gracias a un documento sobre pago de carcelería, iniciado por Juan González, alcaide de las cárceles reales de Pamplona, sabemos que en 1577 había veinticinco personas esperando a ser entregadas a la Inquisición. De estas veinticinco personas, cuatro eran de Leitza y seis de Areso. Finalmente, fueron entregadas al Santo Oficio diecinueve hombres y mujeres, ya que seis murieron debido a las terribles condiciones que sufrieron en las cárceles.
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Edad contemporánea en Leitza
La Guerra de la Convención en Leitza
En 1793, cuando la Primera República Francesa, y la monarquía de Carlos IV se declararon la guerra, una gran parte de Navarra sufrió la invasión de las tropas revolucionarias francesas. Los franceses penetraron por los valles navarros y ocuparon los altos que dominan la Cuenca de Pamplona, entre ellos Trinidad de Erga, Oskia, Gaztelu y Churregi. Leitza sufrió las consecuencias de la invasión de los soldados franceses, perdiendo un 20 por ciento de población tras finalizar la contienda, pero corrió mejor suerte que su vecina Areso, que fue saqueada e incendiada por los franceses y además sufrió una epidemia de cólera como consecuencia de los estragos producidos.
La Guerra de la Independencia en Leitza
El 9 de febrero de 1808, las tropas napoleónicas al mando del general D’armagac entraron en Pamplona en condición de aliados. Sin embargo, unos días después consiguieron apoderarse de la ciudadela mediante tretas y engaños.

Así, las tropas francesas acantonadas en Navarra comenzaron a exigir a las ciudades y villas numerosos tributos y sustentos, que demasiadas veces no eran pagados, por lo que suponía un esfuerzo titánico para las exiguas arcas de los ayuntamientos y los vecinos. Así, también se produjo una resistencia pasiva entre los navarros, como cuando en junio de 1810 el ejército francés exigió a varios municipios, entre los que se encontraban Areso y Leitza, que llevasen carros para el transporte a Pamplona, los vecinos de estos pueblos hicieron caso omiso al requerimiento de los franceses. También en 1808, los ocupantes franceses, impusieron una multa a Leitza de cincuenta y cinco onzas de oro, por detener un correo francés.
Tras declarar la diputación de Navarra la guerra a los franceses el 7 de noviembre de 1808, las tropas españolas sufrieron una importante derrota en Tudela dieciséis días después, ocupando el ejército napoleónico el resto de la provincia.
A resueltas de esta derrota, se formaron en Navarra varias partidas guerrilleras, siendo la más famosas la de Francisco Javier de Mina y su tío Francisco Espoz, como única forma de resistencia posible ante la superioridad bélica francesa. Debido a la persecución que sufrían los guerrilleros, estos debían estar constantemente en movimiento. Así, la partida de Espoz y Mina se refugió en varias ocasiones en Leitza, ocultándose en una ocasión durante ocho días antes de huir hacia el pirineo.
Las guerras carlistas en Leitza.
Durante las tres guerras carlistas (algunos autores solo dan importancia a dos) que asolaron el país durante el siglo XIX, Navarra fue uno de los escenarios más importantes de la contienda. La causa carlista tuvo aquí importantes apoyos, y fue precisamente, en la montaña navarra, donde el general Tomás de Zumalacárregui demostró su genio militar y trajo de cabeza a los liberales.
Leitza fue visitada por el pretendiente carlista, Carlos María Isidro de Borbón, autoproclamado Carlos V, durante la primera carlistada y por su nieto, Carlos de Borbón y Austria-Este, Carlos VII, durante la tercera.
También en Leitza, se produjo un importante cónclave carlista el 23 de febrero de 18 de febrero de 1876.
Después del derrumbamiento de los frentes carlistas en Gipuzkoa y Bizkaia ante el empuje de las tropas Alfonsinas, los jefes carlistas se reunieron en Leitza para decidir si continuaban la guerra. Los soldados carlistas, agotados por los cuatro años de guerra, se amotinaron, teniendo que huir los altos mandos carlistas a caballo.

Fuente: Museo Zumalakarregi Museoa
Finalmente, el pretendiente carlista Don Carlos, abandonaría España cuatro días después, dando fin a aquella sangrienta guerra.
QUÉ VER EN LEITZA
Qué ver en Leitza. Patrimonio natural.
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Leitzarraldea.
Se trata de un frondoso paraje natural rodeado de bosques de hayas y robles, que cuenta con área de esparcimiento con mesas. En Leitzarraldea destaca el mágico paraje de Izaieta. Este bosque se encuentra formado sobre todo por abetos blancos (Albies alba) que fueron plantados en 1832. Algunos de estos magníficos ejemplares superan los 40 metros de altura, llegando a medir el más 44 metros.
Paseando por el interior de Izaieta, podremos ver bonitos ejemplares de otros árboles y arbustos, cada uno identificado con su nombre en castellano, euskera y latín. Incluso si seguimos el camino marcado para descubrir este bonito lugar, nos toparemos con los restos de una lobera, que servía a los pastores para controlar a los temidos cánidos.
Aunque actualmente no se tiene constancia de la presencia de este depredador, hasta mediados del siglo pasado fue un problema importante para los ganaderos. Incluso en una gran nevada que se produjo en 1888, se vieron huellas de lobos que habían estado merodeando entre las casas del pueblo.
- Entorno natural
Leitza se haya rodeada de un espectáculo entorno natural, con multitud de vías y montes para disfrutar de la naturaleza.
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Vía verde Plazaola.
El tren minero del Plazaola, fue creado⁹ a principios del siglo XX para transportar principalmente el hierro que se extraía de las entrañas del valle hasta Andoain, en Gipuzkoa, de donde era transportado hasta Donostia-San Sebastián. En 1958 desapareció el tren, pero su recorrido fue aprovechado para crear una vía verde que hace las delicias de los paseantes y los ciclistas.
Qué ver en Leitza. Patrimonio religioso.
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Iglesia de San Miguel

Este inusual templo, que desde lejos se asemeja más a una fortaleza, fue construido en la zona alta de Leitza a finales del siglo XVII. Para llegar hasta el, tendremos que subir por unas imponentes escaleras. Su interior, se encuentra presidido por el retablo mayor, de estilo barroco, obra de Miguel de Bengoechea y su hijo.

En los transeptos, se encuentran dos retablos de principio del siglo XIX, dedicados a la Virgen de los Dolores y Virgen del Rosario.
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Ermita de Santa Cruz
Si seguimos un sendero que parte junto a la iglesia, podremos llegar hasta este bonito y mágico rincón de Leitza.
Qué ver en Leitza. Patrimonio civil.
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Plaza Euskal Herria.
La gran plaza de Leitza, es el corazón de la población, un ágora donde se celebran los acontecimientos más importantes para los vecinos. Aquí se encuentra el frontón, donde dieron sus primeros golpes a la pelota vasca algunos de los mejores pelotaris del país. Presidiendo la plaza, se encuentra el majestuoso ayuntamiento de 1745, de una solemnidad pétrea, y en cuyos arcos se cobijan los vecinos los días de lluvia. El ayuntamiento contaba incluso con cárcel.

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Lavadero de Aienea.
Construido en 1863, no solo servía para lavar la ropa, si no que funcionaba como punto de reunión para las mujeres del pueblo, poniéndose al día de la actualidad de Leitza.

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Casco antiguo de Leitza
No podemos visitar Leitza sin pasear por el casco antiguo del pueblo para descubrir la arquitectura típica de la zona, la subpirenaica meridional, con sus grandes casas de piedra, algunas con la fachada encalada excepto las esquinas, y las entradas con arco de medio punto.
- Torre y ferrería de Ibero
Junto al río Urumea, en terrenos de Leitza pero muy cerca de Goizueta, se alza altiva la torre medieval de Ibero, que defendía una importante ferrería de los ataques de los castellanos.
Hace unos años, la torre fue restaurada (recibiendo incluso un galardón por el excelente trabajo realizado), formando junto a los restos de la ferrería y el puente medieval, un interesante conjunto medieval que merece la pena descubrir.
PUNTOS DE INTERÉS CULTURAL DE LEITZA
Leitza, un pueblo de película.
Durante los últimos años, Leitza ha sido escenario del rodaje de varias películas, aunque la más conocida para el gran público sea la taquillera «ocho apellidos vascos».
Y es que aunque la película se rodó en varias localidades, como Getaria y Zumaia, en Leitza se encontraba la herriko taberna, la casa de Amaia y la plaza del pueblo. Y es precisamente la bonita casa «Aspain-txiki«, con su puerta con arco de piedra, que sirvió en la ficción como casa de la protagonista, la más buscada y fotografiada de la localidad.
Uno de los murales más bonitos del mundo.
El pasado año, una web especializada en arte callejero, incluyó un mural de Leitza entre los cien mejores del mundo. El gran mural de 200 metros cuadrados se encuentra en la entrada del pueblo si venimos de la AP15, en el edificio Atekabeltz, que antiguamente fue cuartel de la Guardia Civil, y ahora funciona como «gaztetxe», es decir, un centro cultural para jóvenes del pueblo.
El mural fue realizado por la artista Murales Lian en junio de 2019 y destaca además de por su tamaño por el contraste entre los grises y los vivos colores de la trenza de la anciana, arte en estado puro para el disfrute de todos.
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La pelota vasca en Leitza
Leitza es un pueblo donde la pelota vasca echó raíces con fuerza, dando como fruto grandes pelotaris que llegaron a ganar las máximas competiciones. Aunque hubo grandes jugadores en varias modalidades (pala, remonte) hay que destacar los de pelota mano por ser la modalidad más conocida. Entre los pelotaris leitzatarras hay que destacar Bengoetxea III y su hermano, Bengoetxea IV, y actualmente su sobrino Oinatz Bengoetxea, que logró la victoria en el campeonato manomanista en los años 2008 y 2017.

Otro de los grandes pelotaris leitzatarras es Abel Barriola, que logró la txapela de la final manomanista en 2002. Así, tanto Bengoetxea como Barriola, están entre los únicos siete pelotaris de la historia que han conseguido la victoria en tres de las principales categorías: manomanista, mano parejas y cuatro y medio.
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Museo Peru-harri
El harrijasotzaile (levantador de piedras) leitzatarra Iñaki Perurena, no es solo uno de los mitos vivientes de este deporte rural, si no que además es uno de los deportistas y personas más queridas de Euskal Herria. Entre sus logros deportivos, están el ostentar el récord en levantamiento de piedras al levantar una piedra de 320 kg en 1994, o el de levantar 1.700 veces de manera continua una piedra de 100 kg en 2003.

En el 2010, Iñaki Perurena abrió un museo al aire libre en el caserío Gorritinea. En el, se exponen las esculturas creadas por el deportista (que también es escritor, bertsolari, actor y su oficio de toda la vida, carnicero), gigantes de piedra y simbología relacionada con el deporte rural, que el propio Iñaki, ayudado por sus hijos, ha creado con sus manos. Uno de los museos más fascinantes y curiosos del norte peninsular.
🌳¿CÓMO LLEGAR A LEITZA?
🚗¿CÓMO LLEGAR CON VEHÍCULO PARTICULAR A LEITZA?
Leitza se encuentra muy bien comunicada tanto desde Donostia-San Sebastián como desde Pamplona gracias a la A-15 o Autovía del Leizaran.
Desde Donosti se llega en poco más de 30 minutos y desde Iruña llegaremos en 40 minutos.
🚍¿ CÓMO LLEGAR EN AUTOBUS A LEITZA?
A Leitza podemos llegar en autobús desde Pamplona, Doneztebe y Tolosa usando los servicios regulares de la empresa Autobuses Leizaran.
https://www.autobusesleizaran.net/horarios
El servicio desde Donostia-San Sebastián, ha sido suprimido debido a la pandemia, pero esperemos que se vuelva a recuperar pronto.
🚕¿SE PUEDE IR EN TAXI A LEITZA?
Si queremos contratar el servicio de Taxi para ir o movernos desde Leitza, podemos contactar con los siguientes números: David Barriola, teléfono 679 71 51 69 y Arantza Iparragirre 660 79 43 26.
UBICACIÓN DE LEITZA:
QUÉ VER CERCA DE LEITZA
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Berastegi
A 8 kilómetros de Leitza, se encuentra el pueblo de Berastegi, ya en la provincia de Gipuzkoa.
Enclavado en un amplio valle, en Berastegi destaca su monumental iglesia de San Martín así como la casa torre que hay junto a ella, testigo de los escaramuzas e incursiones protagonizadas por Leitza y Berastegi durante la Edad Media.
En Berastegi, como en Leitza, destaca su entorno, rodeado de pequeñas cumbres y verdes pastos que nos invitan a pasear y perdernos.
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Areso
Durante siglos unido a Leitza, hasta que ambos pueblos decidieron separar sus destinos en 1770.
El pequeño pueblo de Areso, a 5 kilómetros de Leitza, esconde una historia asombrosa que ha tenido como protagonistas entre otros personajes a inquisidores, catadoras de brujas o revolucionarios franceses haciendo la guerra a la España de Carlos IV. No dudéis en acercaros a este encantador pueblo y descubrirla.
Otras de las opciones cerca de Leitza, es subir desde Areso al monte Ulizar, recorriendo el camino que hicieron hace cuatro siglos los investigadores de la inquisición en busca de la cueva donde las supuestas brujas de la zona celebraban los aquelarres. Una caminata cómoda apta para todos que nos deparará unas sorprendentes vistas desde la cima del Ulizar.
🧹⛰EL MONTE ULIZAR DE ARESO. AKELARRES E INQUISIDORES EN LA MONTAÑA NAVARRA.
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Tolosa y comarca de Tolosaldea
Si continuamos por la carretera que desciende desde Berastegi, llegaremos hasta Tolosa. Histórica e importante población que da nombre a la comarca que la rodea.
Una comarca, la de Tolosaldea, salpicada de pequeños pueblos desperdigados en valles y montes entre los que se encuentran auténticos tesoros.
10 secretos y tesoros para descubrir la comarca de Tolosaldea
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Castillo de Gorriti
A 9 kilómetros de Leitza, se encuentra el pequeño pueblo navarro de Gorriti. Antiguamente, Gorriti contaba con un castillo que la defendía de los ataques gipuzkoanos, provincia que en 1.200 pasó de pertenecer al reino de Navarra al de Castilla. Con el paso de los siglos, el castillo de Gorriti se perdió en la bruma de la historia, pasando al terreno de la leyenda.
Por suerte, y gracias al empeño de un investigador, los restos de la fortaleza navarra volvieron a salir a la luz en lo alto del monte Santa Bárbara, junto a la autovía que se dirige de Donostia a Pamplona. Si queréis descubrir el mítico castillo que se escondía bajo una ermita, podéis hacerlo en un sencillo paseo desde Gorriti.
El castillo de Gorriti. La fortaleza navarra que se escondía bajo una ermita.
- LOS ROBLES MONUMENTALES DE JAUNTSARATS
A poco menos de 30 minutos en coche se encuentra el valle de Basaburua, que se encuentra tapizado de antiguos robledales, algunos tan espectaculares como los robles monumentales de Jauntsarats.
LOS ROBLES MONUMENTALES DE JAUNTSARATS.🌳 GIGANTES EN EL BOSQUE