Castillo de los Condes de Flandes

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CASTILLO DE LOS CONDES DE FLANDES

Símbolo de poder condal

El conde de Flandes, Arnulfo I el Viejo (918-965) fue el primero en fortificar este estratégico lugar, aunque hay constancia de que en época romana ya existía un asentamiento. Situada sobre una duna de arena protegida por el río Lys, esta primitiva fortaleza estaba construida en madera y no fue hasta principios del siglo XI cuando se construyó la primera fortificación de piedra, utilizando para ello la piedra caliza de Tournai en forma de “espina de pez”. Esta fase de construcción es atribuida al conde Balduino IV (938-1035) o al conde Balduino V (1035-1067).

En 1176 un incendio destruyó el castillo, siendo reconstruido por el conde Felipe de Alsacia (1168-1191), hecho que recuerda una inscripción en latín encima de la entrada. En esa época los ricos aristócratas de Gante comenzaron a construir impresionantes casas de piedra como reflejo de su prestigio, por lo que el conde Felipe tuvo que demostrar su autoridad convirtiendo el bastión en una lujosa residencia.

El Conde Luis II de Male (1346-1384) trasladó la residencia a lo que más tarde se convirtió en el Prinsenhof. El castillo mantuvo su función administrativa, convirtiéndose en asiento del consejo de Flandes, la corte más alta del condado.
La competencia del Consejo incluía delitos graves y de lesa-majestad, por lo que se construyeron nuevos edificios como salas de tribunal, dragones y maz…perdón, despachos y mazmorras.

Los acusados eran encerrados en las salas semi-subterráneas en unas pésimas condiciones, siendo muchas veces torturados para hacerlos confesar.

A lo largo del siglo XVIII, el Gravensteen perdió gradualmente su función administrativa, siendo vendidos varios de sus edificios y convirtiéndose en un complejo industrial. Durante el siglo XIX, las fábricas se trasladaron a las afueras de la ciudad, quedando el Gravensteen en desuso, por lo que se planeó su derribo. El castillo de los Condes todavía era visto como símbolo de opresión feudal y lugar de torturas por los habitantes de Gante.

Por suerte, los restos del castillo fueron adquiridos por el ayuntamiento de Gante, comenzando los trabajos de restauración en 1893 y optándose por una interpretación romántica del castillo en la época del conde Felipe de Alsacia.

Actualmente, a parte de la visita a la fortaleza, en sus instalaciones se puede visitar una colección de armas y un museo de la tortura.